lunes, 28 de diciembre de 2009

Toros que sangran (fragmento... cuarta parte)

h: La guerra

¿Y si la guerra no fuera una guerra sino lo humano en su estado más puro? Entonces… ¡Adiós! Fracasé como humano y como hombre. No entendí a la humanidad y tampoco quiero entenderla.
Somos toros que sangran, las venas se nos escapan del corazón a la realidad, hasta los bordes del cuerpo escapa la sangre que tiñe la vida. ¡Pero yo no soy real! No soy real, más bien lo irreal ya visto, lo que persiste no en vano porque aun persiste.
¡Soy lo irreal ya visto!

Somos toros que sangran. Viveza desperdiciada ante el obelisco al idiota. Y bajo el obelisco, una hilera de hormigas bajo zapatos del mundo viven la vida de manera magistral. Viven y mueren bajo un yugo alegre. ¿Quién entendió la alegría? ¿Vamos a hablar con una para ver quién goza de mayor felicidad?

i: Humanidad (del lat. humanîtas, - ãtis) Refiere a aquello que ya nadie sabe

Quiero llevarte a conocer el mundo porque aun no lo conozco. La soledad de una persona hambrienta me llama la atención, nos llama la atención. Quiero caerme en tus brazos hasta pedir de rodillas, postrado en el suelo que empapa mi llanto, pedir que salvemos la risa, que salvemos lo bello. La humanidad en la simpleza más fresca. ¡Ser humano! Aclarar nuestra mente de duda y actuar cuando haya que actuar.
Y ya no estoy solo bajo la vestimenta del mundo. Hay sistemas aislados que “todos” anhelan para lo normal. Como Cachi[1] otros pueblos del mundo respetan la identidad de estar vivo.

j: 7.000 millones y un arenero inagotable

La guerra en la palma de mi mano; los ojos necesitan humedad, de ahí los párpados. Miro en mi palma los soldaditos que se mueren. Me río, son juguetes para variar. Ya nada va a pasar.
Bajo un yugo imbécil se siente pieza inservible. Veintitantos años al pedo para traer a su hijito al mundo. Zonas tibias de un frágil todo. Su novia cuenta esa figuración y él se acurruca en el calor de su risa. Pero aun así, al apartarse del mundo y apartarla a ella y más adelante a ella/él del mundo, eso no les traerá la felicidad. El mundo ofendido[2] va a seguir siendo ofendido por la evasiva mundana.
Y otro tira dos torres que rompen “con todo”. Otro ingresa números en una computadora de ficción que después explota y el mundo sigue ofendido. Y va a seguir ofendido, por siempre ofendido hasta que la humanidad deje de lado el arenero y sus soldaditos.


[1] Pueblo en el Noroeste de la Provincia de Salta, Argentina.
[2]El mundo ofendido” frase de Elio Vittorini (1908-1966), en Conversación en Sicilia, Editorial Gadir, España, 2004


(Para leer la quinta parte de Toros que sangran)


©: Felipe Herrero, 2009. Este fragmento forma parte del libro de cuento "Puertas del delirio".

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