miércoles, 11 de noviembre de 2009

El Sahara queda muy lejos

Similar. El sonido se extiende. Un vulgar crujir de viento arenoso; se resuelve la arena en la arena. Y tu soledad aparece desde la derecha, donde un oasis dejó en almíbar tu piel de leche. Como pequeña niña, tus manos parecen una confusión de nervios; se agitan por necesario movimiento. Tus manos, con agua que se evapora por la intensidad solar, se agitan, y pequeñas gotas navegan por el aire hasta su evaporación más triste. Tus ojos miran la soledad. La palita no puede ayudar por que no tiene vida. Niña del oasis más pequeño del mundo, es hora de abandonar el arenero para tomar el té.


©: Felipe Herrero, 2009. Este texto forma parte del libro de cuento y relato "Agua marina".

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